Beato Diego José de Cádiz

El Santo Gaditano
 
Muchas son las gracias y muchos los milagros que adornan al Beato Diego, como en una ocasión que multiplicó panes para los pobres, y hubo que tirarlos, a los 7 días. En Córdoba, predicando, empezó a llover y nombrando a San Rafael, cesó. Predicando, personas de otras lenguas le entendían. Famoso es también el milagro de la aparición de los tres soles en el cielo, un día que predicaba sobre la Trinidad. Varias veces le vieron levitar y salirle las llagas de Cristo. Un día, un panadero para que no le pidiera pan, le mintió, diciendo que llevaba calabazas en vez de pan. El Beato no le dijo cosa alguna, pero cuando llegó el panadero a vender el pan, se les había convertido en calabazas. Las pocas veces que comía, eran vegetales, y de regalo sólo admitía libros. A pesar de tener un sólo hábito, éste siempre estaba reluciente. Como gaditano, tenía buen humor: yendo por la sierra, el fraile que le acompañaba se queja de que la sandía que llevaba se había helado, y dijo Fray Diego:  - ”Para que veas lo que Cristo nos quiere, que ni los ricos comen fruta tan fresca...”-.


 
 
Fray Diego el San Pablo de España

Pero esto no sólo le ocurría en su tierra, sino que en el resto de España. Escribió las Reglas del Gran Poder. Sólo el Océano se le resistió a Fray Diego, quizá porque su signo era ser apóstol de España. Fray Diego recorre a pie, ni siquiera sobre asno, Madrid, Santiago, Asturias, León, Salamanca, Cuenca, Barcelona, etc. Menéndez Pelayo escribe sobre él: “orador como él, no lo tuvo ni el Ágora de Atenas, ni el Foro de Roma, ni el Parlamento Ingles...” Fray Diego predicó también en la Corte, en Aranjuez, hasta el punto de ser confesor de la Reina e Infantas. Discutió con Carlos IV asuntos de Estado. Hubo casos sonados de enemigos acérrimos, y
familias separadas que Fray Diego unía con verdadero halo de santidad. Porque Fray  Diego ya era considerado santo en su época fenómeno que algunos, hoy día, no están dispuestos a asimilar. Fray Diego recorrió andando una distancia estimada de 50.000 km., lo que le venció física y moralmente en el día de su muerte, en Ronda, el 24 de Marzo de 1801.

 
 
Fray Diego el analfabeto

Tachado de retrógrado e incluso inculto por algunos de sus coetáneos y pseudo-intelectuales actuales, Fray Diego predicó contra las ideas enciclopedistas y los dogmas de la Revolución Francesa. Sin embargo, escritores como Quintana y J. Joaquín de Mora. Ideológicamente lejanos, se admiraron de él. Nuestro “analfabeto” fue nombrado Maestro de Filosofía, Doctor en Teología y Derecho Canónico, Catedrático Numerario y Examinador, Maestro en Medicina, Jurisprudencia, Profesor y Consiliario de las Universidades de Granada, Oviedo y Valencia, etc. Civilmente, nombrado Caballero Veinticuatro y Caballero Regidor en los Ayuntamientos de Sevilla, Córdoba, Valencia, Cádiz, Ronda, Murcia, etc. Además de Teólogo de Cámara y Examinador Sinodal en numerosas diócesis, de tal forma que su retrato se conserva en el techo del Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz, como gaditano ilustre.


 
Fray Diego el Padre de Cádiz

Nació en la calle Bendición de Dios, en el Nº8, en la habitación que conservamos, con el suelo y las puertas originales de su época. Fue bautizado en la capilla para ese uso de la Parroquia de Santa Cruz, en Cádiz, cuya partida de bautismo conservamos. Además de capuchino, fue el hombre más célebre de su tiempo. Prueba de ello, es que en el verano de 1777, en Cádiz, el público le cortaba trocitos de manto y hábito para reliquias, hasta el punto de peligrar su vida, por lo que tuvo que ser escoltado. Predicaba durante horas a 40.000 o más oyentes - sin micro, claro -, en plazas y catedrales. En San Antonio (Cádiz) se conserva el banco que utilizaba para predicar desde el balcón, al final de la escalera del coro, y el cuadro de la Trinidad a la que se encomendaba. También predicó a Cofradías Gaditanas, como la de Afligidos, escribió los Gozos del Rosario, y trajo a Cádiz el Jubileo de las 40 horas, que aún perdura.